Redes
El término ‘red’, según la Real Academia Española (RAE), abarca doce acepciones diversas, que pueden agruparse en tres categorías principales: objetos cotidianos, nuevas tecnologías y organización social. Sin embargo, resulta llamativo que la RAE asocie la organización social con un matiz peyorativo, vinculándola a ‘redes ilegales o delictivas’.
A pesar de esta definición limitada, la sociedad actual reconoce cada vez más el valor fundamental de las redes de apoyo. Estas redes, compuestas por familiares, amigos, colegas o profesionales, ofrecen soporte emocional, asistencia práctica y recursos cruciales en momentos difíciles. De hecho, este término se utiliza cada vez más ya que hace una década, las asociaciones solían organizarse en federaciones o fundaciones y se ha ido sustituyendo por el concepto de red. Un buen ejemplo es Revader (Red Valenciana de Desarrollo Rural), que tomó el relevo de la antigua Fevader (Federación de asociaciones integrada por grupos de acción local).
Desde la perspectiva del desarrollo territorial, la interacción social y la creación de redes, tanto formales como informales, entre individuos comprometidos con el bienestar común, son esenciales. De hecho, la colaboración no se limita a las personas; también es vital entre administraciones públicas, empresas, instituciones educativas y otras entidades del territorio. La existencia de redes de relaciones duraderas, basadas en la confianza y el conocimiento mutuo, y que reflejen la diversidad social, permite acumular recursos tangibles e intangibles para alcanzar objetivos compartidos. Este concepto, conocido como capital social, se fundamenta en la noción de redes.
Un ejemplo concreto en nuestro territorio es ‘La Caña Social’, una red informal presente en varias comarcas. Esta iniciativa facilita encuentros entre emprendedores y personas interesadas en proyectos que buscan satisfacer necesidades sociales, fomentando el intercambio de experiencias e intereses para brindar y recibir apoyo mutuo.
